No me diga tonterías...

Um... novedades en el frente hay, pero como que no están tan desarrolladas como para armar un post al respecto,o no quiero jinx them por hablar de ellas antes de tiempo.

So, tomando como punto de partida eso de las interpretaciones de los sueños, yo tampoco le hacía a eso, hasta que durante la terrible época negra, back in the day, aterricé con una psicóloga marvillosa, que aparte de todo, mehacía escribir lo que soñaba para luego analizarlo (primero de varios paréntesis: durante el clímax de la época negra me dio por no soñar, bueno, por sentir que no soñaba... así que el puro hecho de ese comeback, aunque fuera malviajoso, ya era signo de mejores tiempos)

Psicólogas. Contrario a lo que diga Tat, quien afirma que son una bola de idiotas, lo mismo que aquellos que los frecuentan (presente!) pero que al fin y al cabo también afirma que no existen los niños disléxicos, por experiencia creo que existe de todo.

ya no me diga tonterías.
doctor psiquiatra
quiero vivir mi propia vida.
doctor psiquiatra
yo no le pagaré la cuenta.
doctor psiquiatra

Yendo aún más atrás en el tiempo, durante mi oscuro pasado como alumnita (involuntaria) de una escuela de monjas, me mandaron a ver a la psicóloga escolar. Esta señora, una tal Flor, era la persona meenos inspiradora ever para contarle las penas, de hecho se parecía un poco a la señora mala de Chicken Run, pero más fea. Total ¿porqué me mandaron? hasta donde entiendo, por freak, o bueno, porque nomás nome hallaba en ese mundo de falditas escocesas y listoncitos blancos.

Y ni siquiera era una buena forma de perder clases, nuestras reuniones iban más o menos así:

Señora fea: Y... ¿hay algo que quieras platicarme?
Yo: Um...no.
Señora fea: ¿Segura?
Yo: Sí.

Empatía total.

En tercero de secundaria, cuando quise cambiar de grupo (ja...por un grupillo de backstabbers, pero eso es post aparte) Me dieron chance, con la condición de que fuera a ver a una psicóloga, que les entregaría reporte, una vez por semana; no hubo más que aceptar.

Estoy segura que era prima de la otra señora fea, y estaba más loca que yo. Me decía que no le dijera nada a mi mamá de lo que hablábamos en sesión (claro, porque a los 14 años tratábamos puro tema haardcore, right?) me hizo escribir como 5 cuartillas nomás para decirme que mi letra estaba bien rara  que eso representaba un desajuste emocional, al igual que la música que oía. Afortunadamente después de un mes o algo así mi mamá la mandó a freír espárragos.

Lo único relevante que me dijo es que normalmente no veo a la gente a los ojos. Cierto.

 Después de eso lamamá, como buena mamá gallina, se quedó preocupada de que su retoño fuera tan patólogicamente penosa y antisocialoide y decidió buscarme otra psicóloga (cuyo nombre tampoco recuerdo) e iniciaron las aventuras de la terapia en grupo.

Era divertidísimo. Todos los miércoles una señora que hacía alarde de ser muy open-minded (simpaticona, hasta eso) reunía a un grupito de adolescentes dados al traste, siendo yo el integrante más pequeño -y menos jodido- que sehacía bolita en un sillón riquísimo y escuchaba las aventuras de sus co-pacientes.

Estaba la chica que cuando se enojaba con su auela iba y se perforaba partes del cuerpo, y que con frecuencia amanecía vomitando azul en casas de desconocidos (partymonster!) conmigo era muy linda. También la chica que sufría el paro de la UNAM y que tenía un papá que se portaba como niño pequeño, llegaba con mascotas que se encontraba y ella terminaba cuidándolas, inlcuso una vez llegó con una niña que habían corrido de su casa -para que la adoptaran- y que aparte creo que tenía un noviecillo golpeador. Otra que al parecer era de algún equipo olímpico (¿badminton?) y se le botaba la canica con el estrés de los entrenamientos y los papás que aparte la querían prodigio escolar...

Comparado con eso, yo estaba rebien, si a mi nomás me paniqueaba la gente. De nuevo eso de "es que no ves a los ojos", pero mejor que hablaran ellos, lo necesitaban más y era mucho m´s entretenido.

Con el tiempo lamamá decidió que pagar por una hora de telenovela en vivo, no era la mejor idea del mundo, así que dejé de ir.

Un par de años después, y ahora sí in dire need de alguien que tuviera idea de que hacer conmigo, aterricé con la Psicóloga Estrella (la que analizaba los sueños) para quien no tengo más que agradecimiento, por darme de zapes cuando lo necesité y oírme llorar y hacerme bolas otras tantas veces, y por ser crucial en el fin de la época negra.

Por eso yo sí creo que existe la dislexia.